Hoy no será un día cualquiera. Para muchos, es una fecha de recambio espiritual, un cambio de ciclo, el comienzo de una nueva era. Para otros, una jornada como cualquiera. Pero, para otros tantos, significará el "fin del mundo" como todos lo conocemos.
Sin dudas, es la fecha más temida desde hace décadas, cuando el calendario maya tomó protagonismo entre arqueólogos y amantes de lo esotérico. La abrupta finalización de la pieza de piedra hizo pensar que podría hacer referencia a la ausencia de un futuro más allá de este día. Sin embargo, los expertos no opinan lo mismo y, en el caso de la NASA, salieron a desmentirlo.
La Agencia Espacial norteamericana no considera como válida la teoría que se le atribuye a la civilización Maya sobre el final de la existencia humana. En ese sentido, crearon un apartado en su sitio web, titulado "Más allá del 2012: ¿Por qué el mundo no se acabará?".
Aún así, hay quienes se preparan para lo peor y hasta se ven afectados mentalmente por el inminente final de los días. En China, un hombre hirió a 23 niños al interior de una escuela. Al ser analizado por psicólogos de la Policía local, se determinó que el sospechoso actuó influenciado por los rumores relacionados al "apocalipsis".
Otras personas optan por abastecerse de víveres y comprar extravagantes reugios para aguantar los terribles cataclismos que anuncian las profecías. Canales de televisión les han dedicado programas enteros a quienes optan por estas modalidades.
El 21 de diciembre de 2012 es, según los expertos, el fin de un ciclo de 5.125 años desde la Cuenta Larga maya, en 3.114 antes de Cristo. Los más espirituales se reunirán a meditar, como se puede ver en algunos eventos en las redes sociales.
Hoy no habrá tsunamis gigantes, ni teremotos que destruyan ciudades, mucho menos volcanes que inunden la faz de la Tierra de lava ardiente. Tampoco se verá a los cuatro jinetes del apocalipsis galopando a través del cielo a muertos vivos saliendo de sus tumbas. Simplemente, será un día como cualquier otro. LA GACETA ©